Un mexicano de 36 años confesó haber matado el 30 de marzo con un cuchillo y un machete a un sacerdote estadounidense en la ciudad mexicana de Nuevo Laredo, fronteriza con Estados Unidos, con quien, afirmó, mantenía una relación homosexual.

(EFE).- Manuel Martín Torres Saldaña, quien cuidaba la casa que tenía en Nueva Laredo el sacerdote católico Jesse Evans Uresti Ríos, de 69 años y párroco de la iglesia Cristo Rey de la ciudad estadounidense Austin (Texas), y quien presuntamente quitó la vida, fue presentado hoy a la prensa en esa ciudad mexicana después de que la policía lograra su captura en el sureño estado de Chiapas.

Tras el homicidio, que según su confesión se produjo en una pelea porque la víctima le amenazó con terminar la relación, el hombre abandonó el cadáver envuelto en colchas en el paraje solitario donde fue hallado ayer por la mañana y huyó hacia Chiapas, estado fronterizo con Guatemala.

El comandante de la Policía Ministerial de Nuevo Laredo, Guillermo Bermúdez, informó de que el hombre fue arrestado minutos después de haber cobrado un envío de un dinero que había exigido a la hermana del sacerdote, Raquel Ríos, como condición para confesarle el lugar donde se encontraba su cadáver.

El presunto homicida pretendía llegar a Honduras para visitar a una mujer con la que sostenía relaciones, pero al cruzar la frontera con Guatemala fue asaltado y le robaron el dinero que llevaba.

Por esa razón regresó a Tapachula (Chiapas), desde donde se comunicó con Ríos para pedirle 1.000 pesos mexicanos (unos 73 dólares).

Torres Saldaña confesó haber dado muerte al sacerdote por diferencias sentimentales, pues aseguró que sostenían relaciones desde hacía dos años.

Ante la prensa dijo que conoció al sacerdote en Nuevo Laredo, cuando llegó desde Estados Unidos tras permanecer allí preso durante 10 años por tráfico de personas.

Uresti Ríos vivía en Austin, pero viajaba cada semana a Nuevo Laredo para, según el detenido, sostener relaciones sexuales.

El homicida confeso narró que el pasado 30 de marzo tuvieron una fuerte discusión y que el párroco le amenazó con romper su relación para iniciar una nueva con otro joven.

En la pelea, Torres Saldaña tomó un cuchillo e hirió al religioso, quien se defendió con un machete, pero el atacante se lo quitó y le asestó con él un golpe en la cabeza.

El presunto homicida contó que envolvió el cadáver en una colcha, lo subió a su camioneta y se dirigió hacia la carretera que conduce a Anáhuac, en el vecino estado de Nuevo León. Al llegar a un paraje solitario abandonó el cuerpo.

El hombre dijo que no estaba arrepentido del crimen porque considera injusto que el sacerdote lo despidiera y lo cambiara por otra persona.